viernes, 29 de noviembre de 2013

Black Friday: Comprar lo que no se necesita, con plata que no se tiene



Hoy es el famoso Black Friday y la gente se vuelve literalmente loca por las compras.  Como dirían algunos amigos, "todo mal".  El consumismo y el materialismo se vuelven tan cansados, porque los objetos toman un valor irracional y se vuelven un fin en sí mismos.  No tiene nada de malo tener cosas bonitas, pero creo que es importante acordarse de la dimensión de las cosas.  

La gente dice que va a ahorrar.  Bueno, gente, si quieren ahorrar, no gasten en artículos que no necesitan.  Es típico ver gente que piensa en esta fecha y hasta después se pone a ver qué quiere comprar.  Yo diría que las necesidades deberían funcionar al revés.  Uno primero necesita algo y luego ve cómo lo consigue.  Con este tipo de celebraciones al consumismo, el ideal se vuelve al revés.  Comprar, comprar, comprar, sin detenerse a pensar por un momento en qué están haciendo.

Los peores casos son los de la gente que se pone a comprar con plata que no tiene y quedan debiendo todo.  De nuevo me pregunto, ¿cuál es el fin?  Endeudarse no es bonito.  Y se me hace tan difícil esa mentalidad de la gente que dice cosas como "es que las cuotas quedan muy bajitas", o "no importa si lo voy a pagar en dos años".  Lo que me dan ganas es de mandarlos a llevar algún cursivo de matemáticas para que aprendan a calcular, porque ese razonamiento realmente no suma.


En fin, lo malo es que hoy se celebra el consumismo, lo bueno es que hoy es viernes y los viernes ya por definición son hermosos.  Eso que uno no quiere hacer mucho en el trabajo y a ratos hace que hace, pero no hace mucho.  Espero que los planes de la noche no se vayan a afectar demasiado por las oleadas de zombies compradores.  Las presas van a estar pesadas, pero espero que sean manejables.  Los días han estado un poco fríos y eso me encanta porque ya siento los aires navideños.  La gente entra en un modo diferente y es tiempo para compartir.  Eso sí me gusta.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Una bestia tomando té con galletitas de limón

La foto no es mía, ni sé de quién es.

A veces tengo esa necesidad inmensa de escribir.  A veces algo largo, a veces unas cuantas palabras, y ya no me siento a gusto escribiendo en un cuaderno o en uno de esos antiquísimos diarios.  Para alguien que pasa escribiendo todo el día, esto podría ser un poco absurdo, pero hay una gran diferencia entre todas las cosas que uno tiene que escribir, y la gran libertad que da este formato donde simplemente escribo lo que me da la gana sin que tenga que tomarle opinión a nadie.

Bueno, supongo que este es un tipo de diario, escribo para mí, pero creo que hay un pequeño exhibicionista aquí que también quiere contarle sus cosas a todo mundo, pero sin necesariamente tener que firmar con un nombre.  

Es como vomitar todo lo que pienso sin tener que tomar responsabilidad por lo que digo.  Como volver a ser niño, como ser irresponsable, como usar la cortesía si quiero, y soltar también un madrazo si se me antoja.  ¡Ahhhhh!  Este va a ser el lugar perfecto para hacer un berrinche sin que tenga que pagar por ello.  No recuerdo cuándo fue la última vez que tuve uno en la vida real…  Supongo que ya estoy tan socializado que mi bestia interior es capaz de sentarse a tomar un té con galletitas de limón sin perder la compostura.

A veces me pregunto cuánta energía y tiempo le dedica uno a todas las normas de cortesía, donde uno tiene que llevarse bien con tanta gente, y si bien la mayor parte del tiempo es algo relativamente fácil, en otras ocasiones se vuelve una labor titánica.  ¿Y qué pasa si no quiero darle la mano a alguien?  ¿Si no quiero que me saluden con un beso en la cara?  ¿Qué pasa si me topo con alguien y le digo "mirá, hoy si que no tenía ganas de verte"?  Supongo que sería muy divertido, pero como todo, tendría sus consecuencias...  y estoy cansado de las consecuencias...

En fin, ya veremos.  Fantasear con todas las cosas que uno podría hacer es algo divertido.  Y es mucho mejor cuando se lo digo a todo mundo y al mismo tiempo no se lo estoy contando a nadie.  Sí, exhibicionista.  Eso es lo que soy.