viernes, 6 de diciembre de 2013

Un secreto de esos terriblillos


Supongo que esta es la parte más interesantes de leer en los diarios.  Esos secretos que uno no le cuenta a nadie pero que están ahí, en la cabeza de quien los guarda, deseando contarlos pero sin decir nada.  Ustedes saben, si uno cuenta un secreto, pues deja de ser un secreto…  En cambio, contárselo a todos, con verdades a medias y con identidades ocultas, pues es liberador y el secreto sigue siendo secreto…

No es difícil darse cuenta que soy una persona muy controlada y así mismo tiendo a querer controlar hasta mis impulsos.  Eso es bueno y malo a la vez.  Mi espontaneidad es controlada también, a pesar que definitivamente no soy una persona tímida y socializo bastante bien, pero eso no quiere decir que siempre diga lo que quiero decir, y mucho menos, que haga lo que quisiera hacer.  Pero bueno, me salgo del tema.

Anoche tuve un sueño.  Sí, sí, ya sé, todos tenemos sueños y a uno no lo pueden culpar por los deseos que se asoman por ahí con formas misteriosas .  Pero bueno, para que vean lo controlador que soy, para mí esto si es relevante.  Y por qué no, también resulta ser bastante placentero.

Hay un muchacho, un compañero de trabajo que desde hace tiempo anda por aquí, y desde que entró me ha parecido encantador.  Mi pareja, Jorge, que adoro por sobre todas las cosas, lo sabe.  Nunca me ha hecho un cuadro de celos ni mucho menos, y digamos que yo le conté porque así somos nosotros, nos contamos todo.  Claro, esto no quiere decir que vaya a hacer algo al respecto.  Y aunque todo lo comparto con Jorge, el sueño de anoche me lo voy a quedar privado, porque este muchacho, llamémosle "Sebastián", jugaba un papel bastante estelar en esta pequeña historia imaginaria.  Sebastián tiene exactamente todo lo que me gusta en un hombre.  Es atractivo, es optimista, tiene esta visión tan bonita de la vida y por lo general anda de muy buen humor.  No me crucifiquen, pero a mí no me gustan los chicos malos.  

La cosa es que anoche soñé que estaba en un pueblo del que no se podía salir, todos estábamos atrapados y esto parece ser un sueño algo recurrente, pero claro, me estoy leyendo "La Cúpula" de Stephen King, así que no es de extrañarse que esta novela se filtre un poco en mis fantasías.  En mi sueño, estaba en una cabaña, mi mamá también estaba ahí y habíamos tenido una discusión muy fuerte (tampoco es de extrañarse), y por alguna razón ella se había ido y Sebastián estaba ahí.  Conversábamos y vacilábamos igual que en el trabajo, pero había una gran diferencia, estábamos solos.  Eso que de pronto la conversación se convirtió en pequeños empujones y de a poco terminaron en un beso.  Él se apartó con risa nerviosa, mientras yo me acercaba con una intensión mucho más sexual.  Él estaba ahí, algo temeroso por lo que estaba sucediendo entre nosotros, pero no se alejaba…  En eso me desperté, mientras estaba dormido puse una mano en uno de mis gatos que se levantó de golpe y me hizo levantarme de golpe a mí también.  El resultado fue dos ojos bien abiertos y un latigazo en el cuello.  Bienvenido a la realidad, acababa de tener un sueño…  Carita triste…  

Me volví a dormir y, ¡sorpresa!, seguí soñando con lo mismo.  Ahora, en el sueño, Sebastián estaba acompañado de alguien más, creo que iba a ir de paseo o algo, a mí me habían hecho una cirugía en la cabeza y tenía una gran rajada en la frente de lado a lado que no me parecía muy bonita, pero bueno, Sebastián y yo conversábamos…  Deliciosa conversación...  Uuuuuuhhhh, esa tensión…


Cuando me desperté, ahora sí de forma natural, o ni tanto porque el despertador es lo más lejano a un dulce despertar, obviamente no me quería levantar.  Después, en el trabajo, no pude evitar ver a Sebastián, al Sebastián de carne y hueso, y sonreírme para adentro y para afuera…  como quien tiene un secreto y no lo quiere compartir pero no puede evitar llevarlo a flor de piel.  Sí, sí, yo sé que es muy tonto, y que difícilmente esto se va a convertir en algo más.  Jamás le haría algo así a Jorge, pero aún así, veo a Sebastián y se me sale una sonrisa.  Es más, lo tengo al frente y yo sigo con cara de tonto...  Si solo supiera...

jueves, 5 de diciembre de 2013

¿Quién es mi princesa favorita? ¡Peeta Mellark!


Y lo digo en serio.  Peeta es guapo, sabe cocinar, sabe pintar, es encantador en público y necesita que lo salven cada cinco minutos.

Peeta Mellark es la princesa perfecta y no hay quien me saque la idea de la cabeza.

También es mi personaje favorito de The Hunger Games :)

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La Esponja Superabsorbente


Veo a una psicóloga para aprender a manejar el estrés y que el estrés no me maneje a mí.  Eso es algo que a uno no le enseñan en al escuela y mucho menos en la vida.  Porque se supone que uno tiene que ser una esponja superabsorbente que atiende todos los males y todo lo soluciona.  Eso es lo que aprendí en el trabajo.  Obviamente, no soy ni esponja ni superabsorbente.  A veces simplemente soy una persona.  Ahhhhhhhhh sí, una persona.  Y una persona no puede (o al menos no debe) hacer más de lo que puede hacer una persona.  Una persona no es dos personas.  Es matemática simple.  Pero cuando alguien quiere multiplicarse, la persona se quiebra y eso trae consigo una que otra consecuencia.  Desde el simple mal humor, hasta fantasías como ver a la gente rodando por las escaleras o de cabeza en un enorme balde de agua helada.  No, Ally McBeal no estaba sola.

Este par de días han sido particularmente incómodos.  Desde todo el enredo de Chuck, que conté hace un par de posts; hasta  berrinches laborales donde la gente no sabe qué es lo que quiere y nunca está satisfecha con lo que recibe y, aún así, todo urge.  Si fuera un programa de televisión sería muy divertido.  Pero créanme, nadie quiere vivir en The Office.  Es chistoso cuando uno lo ve a través del cristal, pero ahí termina todo.

Luego de las carreras y las ridiculeces, he llegado a dos importantes conclusiones.  

Primero, razonar con un niño es muy difícil, aún cuando uno esté buscando el beneficio de este niño.  Sí, entiéndase que estoy hablando de este chico a quien llamo Chuck (por aquello de mantener el anonimato).  Para hacer el cuento corto, este chico empezó a poner indirectas en el Facebook, le llamé la atención, me hizo un berrinche y terminó bloqueándome a mí, a Jorge, a Kay y a Kike.  Uhhhhhh, qué miedo.  Este berrinche va a terminar en lo que precisamente no quería, que es que la demás gente empezara a preguntar.  Ya no va a ser posible mantener esta situación en privado y todo mundo va a opinar.  Mis amigos ya me conocen y saben lo tajante que soy, pero la sombra de inmaduro que se va a echar Chuck encima no se la va a poder quitar nunca.  Digamos que Don, su "amante" temporal va a saltar como una  liebre.  Él es alérgico al drama.  En fin.  Traté de manejarlo lo mejor que pude y no salió.  A su favor está que a nadie le gusta que lo manden a "freír churros" como él mismo me dijo, pero esperé que saliera con su dignidad intacta, pero eso no pasó.

Mi segunda gran conclusión es que la palabra "sorteamos" es una palabra fea.  Sí, así me lo dijo una compañera de trabajo cuando estábamos revisando juntos unos textos.  ¿Recuerdan que dije que quería meter a alguien en un balde de agua helada?  Bueno, ahí está la víctima.  Esta chica tiene un cierto encanto, pero precisamente hace un rato me di cuenta que le gusta jugar el papel de niñita desamparada, y por la situación actual con Chuck, pues obviamente que no provocó en mí una figura muy protectora que digamos.  Tengo que admitir que hoy no soy un confite.  Pero bueno, ya ese proyecto se está cocinando.  Ahora ella me da gracias por todo.  Claro, ayer se lavó las manos conmigo.  Voy a llamar Marcia a mi compañera…  Marcia y yo llevábamos días trabajando juntos en un proyecto; a su jefa no le gustó y en media reunión, Marcia me dijo "ves, esto había que trabajarlo como yo te había dicho…"  Pestañeé mucho, porque ella estaba de acuerdo en cada paso de lo que habíamos trabajado.  Y no, no tengo amnesia.  Tampoco soy tonto, al menos no demasiado, así que tendré que tomar en cuenta la lealtad de Marcia cuando sigamos trabajando juntos.  Mientras tanto, ella sonríe y sonríe.  Supongo que de chiquita era preciosa y así lo arreglaba todo.  Yo sigo pensando en el balde de agua helada.


Lo bueno es que ya pasada toda esta oleada de situaciones, creo que estoy de bastante buen humor.  Hace una tarde hermosa y hoy salgo un poco más temprano, sí, de día.  Eso es maravilloso.  Además que estoy escuchando una canción que me encanta.  Llevo dos días escuchando la misma canción.  No me juzguen.

martes, 3 de diciembre de 2013

Lástima


Sentirse triste y culpable a la vez no es como la mejor combinación posible.

Tomar decisiones tajantes resulta muy emocionante en el momento, pero ¿y después?

Las acciones tienen consecuencias, eso lo tengo clarísimo.  Y cuando uno toma una decisión es por una razón.  No tomo mis decisiones a la ligera, pero ahora no puedo evitar este manto de tristeza.  La gente no debería ser desechable, pero uno no debería quedarse con toda la gente que se encuentra, ¿o sí?  

¿Y mantener una relación por lástima?  Eso me parece aún peor que cortarla.  Nadie se merece que le tengan lástima.  Eso es feo.  Y sentir lástima por alguien no es lo mismo que quererlo.


Sentir lástima por alguien no es lo mismo que quererlo...

Lo vimos de sorpresa y todos hicimos cara de WTF


La cosa estaba así.  Hace bastante tiempo atrás conocí a esta persona por internet que, por el afán de mantener el anonimato, voy a llamar Chuck.  Voy a hacer un pequeño paréntesis para comentar que conocer gente por internet no tiene en sí ningún problema; de hecho, la mayor parte de mis amigos los he conocido así, ya fuera a través de Facebook o de ciertas páginas que visito con regularidad.  Así que en lo que respecta a esta historia, nunca he tenido problema con hacer amistades por este medio.  Volviendo al tema de Chuck, la situación estaba así.  Él es bastante menor que yo y desde la primera vez que lo determiné me pareció interesante y, por qué no, bastante tierno.  Teníamos algunos amigos en común así que era inevitable que tarde o temprano nos conociéramos, aunque pasaron algunos años hasta que finalmente nos encontramos frente a frente.  En un principio me cayó bien, no resultó ser tan encantador como a través del monitor, pero eso tampoco me importó en ese momento.

Luego sucedió que Chuck terminó con su pareja y de alguna manera traté de ser apoyo para él.  Normalmente no soy una persona muy paciente, pero con cierta gente sí tiendo a ser bastante comprensivo y hastías paternal.  Supongo que el elemento "pobrecito" comenzó a jugar aquí un papel bastante importante.  Hagamos una nota mental de este asunto:  la lástima no es el mejor fundamento para una relación.  En medio de sus crisis emocionales, me tocó hablar con él a toda hora y mantener largas conversaciones, ya fuera por teléfono o por mensajito o por chat.  Sí, tengo que admitir que empezó a cansarme, sobre todo porque empezó a jugar un rol muy de niño y no de adulto.  Supongo que no está de más decir que Chuck le empezó a caer mal a mi pareja (llamémoslo Jorge), claro, Jorge siempre ha sido  muy discreto y no me dijo nada en el momento.  Tal vez hubiera sido mejor que lo hubiera hecho, pero bueno, ese momento ya pasó.

Con los días que siguieron, Chuck continuó con su drama, tanto enfocándose en sus amigos como con su ex (un tipo mucho mayor que él, de esos que quieren ser carismáticos pero solo lo logran con gente mucho menor), para los efectos, él es una joyita, no me encantó cuando lo conocí, y me gusta mucho menos ahora.

En fin.  Dentro de la dinámica natural de las cosas, al menos en lo que respecta a mí, lo lógico fue presentar a Chuck con el resto de mis amigos.  Entiéndase que tengo un gran grupo de amigos, con dinámicas muy divertidas y complejas.  Hasta ahora no me había dado cuenta de lo complejas que podían ser para una persona nueva.  Digamos que mis amigos se conocen entre sí, y manejo diferentes grupos, unos son más cercanos que otros, por supuesto, pero todos son muy queridos.  La buena vibra, el ingenio y el pasarlo bien nos unen y nos han unido por bastante tiempo ya.  Pensé que incorporar gente nueva iba a ser fácil.  Parece que me equivoqué.

Así que las cosas continuaron de esta manera, presenté a Chuck en "sociedad", llegó a un par de fiestas y actividades, de alguna manera me di cuenta que él se me estaba haciendo cansón y majadero, así que lo empecé a dejar un poco más "suelto" como para que interactuara con los demás, me fastidiara menos y encontrara su lugar en el grupo.

Nada salió como había planeado.  Mi pareja, Jorge, con todo y que tiene paciencia de santo quería estrangular a Chuck el día de mi cumpleaños cuando rebotaba y rebotaba a la par de él y no lo dejaba hacer nada.  A cada rato veía a Chuck conversando con otra gente y me dio la impresión que solo se enfocaba en lo inteligente y perceptivo que él era…  definitivamente no la mejor manera de iniciar una relación.

En un principio pensé que Chuck se iba a hacer muy amigo de Kay (una de mis mejores amigas).  Se lo comenté a ella y trató de buscar el punto de encuentro.  Kike, el esposo de Kay, tuvo desamor a primera vista con Chuck, pero tampoco dijo nada como para no arruinarle la fiesta a Kay (sí, nuestras parejas deberían ser más comunicativas en este tipo de cosas, así nos ahorrarían muchos dolores de cabeza después).  Y digamos que Kay y Chuck lo intentaron.  Creo que Kay lo hizo más que todo porque yo le había contado la historia de Chuck y también sintió un poquito de lástima, pero digamos que las cosas se dan o no se dan.  En este caso, las cosas definitivamente no funcionaron.

Un día cualquiera, Kay estaba posteando cosas que le gustan en Facebook, Chuck le dijo algo como "qué bonito" y ella le respondió algo como "ah, sí, deberíamos hacer eso algún día".  Y Chuck le respondió con un arrebato público donde le reclamó que ella tenía que dejar de disponer de su tiempo, que él era una persona ocupada y que no podía presionarlo tanto.  Obviamente que toda la buena intención de Kay se quebró.  Lo que siguió después fue bastante torpe.  Chuck la empezó a acosar por todo Facebook, comentando cuanta cosa ella ponía y comportándose como si fuera su amigo del alma.  Ella lo ignoró, lo ignoró y lo ignoró, hasta donde pudo.  No está de más decir que ella lo puso en "acceso restringido" cuando se hartó de verlo por todos lados.

La historia no terminó aquí, Chuck conoció a otro de mis amigos, llamémosle Don.  Digamos que Don es bastante mayor que Chuck, un hombre de mundo, muy divertido, con un amor profundo por las artes y el alcohol.  Es un encanto como amigo, pero como pareja es un tanto complicado porque no cree en las relaciones duraderas y le cuesta mucho entregarse emocionalmente.  La historia corta es que Chuck y Don tuvieron sexo.  No, no fue amor, fue como algo casual, al menos eso fue lo que me dijo Don cuando me contó la historia como si hubiera sido una pequeña maldad, sobre todo como para que no me fuera a enojar con él porque se había "aprovechado" de mi amigo.  Quede claro que enojarme con él está totalmente fuera de la ecuación.  Don es adorable.  El punto seguido fue que Chuck empezó a acosar a Don, también por el Facebook, con mensajes tiernos demasiado públicos y adueñándose de un lugar que aún no se había ganado.  El resultado para mí fue una profunda vergüenza ajena.  No sé qué pensará Don, creo que no sabe qué hacer porque no quiere quedar mal conmigo, y deben pensar que metió las patas…  En algún momento tendré que hablar con él, porque realmente a mí no me debe ninguna explicación.

Chuck, por su parte, no le ha contado a nadie que tuvo esta historia con Don, pero anda como perrito en celo orinando todos los rincones del Facebook.

Kay, Kike, Jorge y yo, que somos los más cercanos, hablamos mucho de esta situación y llegamos a la conclusión que las cosas con Chuck no iban a funcionar más, así que había que darle un alto en el camino.  Como es casi que lógico, cayó en mí la responsabilidad de hablar con él…

Eso fue lo que habíamos decidido ayer, pero parece que el Universo también tiene voto en esta situación.  Anoche Kay, Kike, Jorge y yo fuimos al cine.  Estábamos entrando en la sala de cine cuando oímos una voz nasal y juguetona que decía "holaaaaa"…  Todos volvimos a ver dónde venía esa voz irritante y de inmediato vimos a Chuck con su sonrisa torcida y los cuatro lo vimos con un gran gesto de WTF en la cara.  No hubo cortesía, no hubo educación, solo sorpresa; para el caso, una mala sorpresa.  "Vengan a sentarse aquí," nos dijo.  Él estaba con alguien más que no alcancé a determinar y había 3 asientos desocupados al lado de él.  "Ahí no cabemos," le respondí a puro instinto de supervivencia.  Claro, pude haberles dicho que se corrieran un asiento y entonces hubiéramos podido estar ahí, pero no lo hice.  Era obvio que no queríamos sentarnos ahí.  Avanzamos más por el salón y nos sentamos.  Nos dio risa nerviosa y después no volvimos a ver hacia atrás ni una sola vez para evitar cualquier contacto.  Al final de la película, Chuck ya se había ido antes que saliéramos…  Esta es la mejor definición de situación incómoda y tenía que hacer algo para evitar que se repitiera y se convirtiera en algo aún más desagradable.

***** 

Retomo este post porque finalmente tuve esta conversación con Chuck.  Fue incómodo, busqué la mejor forma de no lastimarlo, pero es imposible que alguien no se vaya a sentir mal si le dicen "ya no queremos ser tus amigos", pero pudo haber sido peor.

Una de mis conclusiones es que la lástima es un mal sentimiento y que difícilmente se traduce en amistad.  Mi segunda conclusión es que me precipité en presentárselo a todo mundo y no tuve suficiente visión; pero claro, estas son cosas que son difíciles de predecir.  Chuck se comporta como un niño y estaba esperando que lo tratáramos de esa manera, el problema es que no todos lo percibimos de esa manera.  Cuando quería ser tierno, resultaba irritante.  Cuando hacía pucheros hacía que uno arrugara la cara en vez de explotar en una nube de corazones.

Supongo que a la larga esta es una historia triste.  También supongo que mis amigos y yo formamos uno de esos temibles "cliques".  Y también es importante darse cuenta que uno no puede ser amigo de todo mundo solo porque sí.  Uno puede tener una relación cordial con todos, pero dar un paso más allá, no siempre funciona.