La cosa estaba así. Hace bastante tiempo atrás conocí a esta persona por internet que, por el afán de mantener el anonimato, voy a llamar Chuck. Voy a hacer un pequeño paréntesis para comentar que conocer gente por internet no tiene en sí ningún problema; de hecho, la mayor parte de mis amigos los he conocido así, ya fuera a través de Facebook o de ciertas páginas que visito con regularidad. Así que en lo que respecta a esta historia, nunca he tenido problema con hacer amistades por este medio. Volviendo al tema de Chuck, la situación estaba así. Él es bastante menor que yo y desde la primera vez que lo determiné me pareció interesante y, por qué no, bastante tierno. Teníamos algunos amigos en común así que era inevitable que tarde o temprano nos conociéramos, aunque pasaron algunos años hasta que finalmente nos encontramos frente a frente. En un principio me cayó bien, no resultó ser tan encantador como a través del monitor, pero eso tampoco me importó en ese momento.
Luego sucedió que Chuck terminó con su pareja y de alguna manera traté de ser apoyo para él. Normalmente no soy una persona muy paciente, pero con cierta gente sí tiendo a ser bastante comprensivo y hastías paternal. Supongo que el elemento "pobrecito" comenzó a jugar aquí un papel bastante importante. Hagamos una nota mental de este asunto: la lástima no es el mejor fundamento para una relación. En medio de sus crisis emocionales, me tocó hablar con él a toda hora y mantener largas conversaciones, ya fuera por teléfono o por mensajito o por chat. Sí, tengo que admitir que empezó a cansarme, sobre todo porque empezó a jugar un rol muy de niño y no de adulto. Supongo que no está de más decir que Chuck le empezó a caer mal a mi pareja (llamémoslo Jorge), claro, Jorge siempre ha sido muy discreto y no me dijo nada en el momento. Tal vez hubiera sido mejor que lo hubiera hecho, pero bueno, ese momento ya pasó.
Con los días que siguieron, Chuck continuó con su drama, tanto enfocándose en sus amigos como con su ex (un tipo mucho mayor que él, de esos que quieren ser carismáticos pero solo lo logran con gente mucho menor), para los efectos, él es una joyita, no me encantó cuando lo conocí, y me gusta mucho menos ahora.
En fin. Dentro de la dinámica natural de las cosas, al menos en lo que respecta a mí, lo lógico fue presentar a Chuck con el resto de mis amigos. Entiéndase que tengo un gran grupo de amigos, con dinámicas muy divertidas y complejas. Hasta ahora no me había dado cuenta de lo complejas que podían ser para una persona nueva. Digamos que mis amigos se conocen entre sí, y manejo diferentes grupos, unos son más cercanos que otros, por supuesto, pero todos son muy queridos. La buena vibra, el ingenio y el pasarlo bien nos unen y nos han unido por bastante tiempo ya. Pensé que incorporar gente nueva iba a ser fácil. Parece que me equivoqué.
Así que las cosas continuaron de esta manera, presenté a Chuck en "sociedad", llegó a un par de fiestas y actividades, de alguna manera me di cuenta que él se me estaba haciendo cansón y majadero, así que lo empecé a dejar un poco más "suelto" como para que interactuara con los demás, me fastidiara menos y encontrara su lugar en el grupo.
Nada salió como había planeado. Mi pareja, Jorge, con todo y que tiene paciencia de santo quería estrangular a Chuck el día de mi cumpleaños cuando rebotaba y rebotaba a la par de él y no lo dejaba hacer nada. A cada rato veía a Chuck conversando con otra gente y me dio la impresión que solo se enfocaba en lo inteligente y perceptivo que él era… definitivamente no la mejor manera de iniciar una relación.
En un principio pensé que Chuck se iba a hacer muy amigo de Kay (una de mis mejores amigas). Se lo comenté a ella y trató de buscar el punto de encuentro. Kike, el esposo de Kay, tuvo desamor a primera vista con Chuck, pero tampoco dijo nada como para no arruinarle la fiesta a Kay (sí, nuestras parejas deberían ser más comunicativas en este tipo de cosas, así nos ahorrarían muchos dolores de cabeza después). Y digamos que Kay y Chuck lo intentaron. Creo que Kay lo hizo más que todo porque yo le había contado la historia de Chuck y también sintió un poquito de lástima, pero digamos que las cosas se dan o no se dan. En este caso, las cosas definitivamente no funcionaron.
Un día cualquiera, Kay estaba posteando cosas que le gustan en Facebook, Chuck le dijo algo como "qué bonito" y ella le respondió algo como "ah, sí, deberíamos hacer eso algún día". Y Chuck le respondió con un arrebato público donde le reclamó que ella tenía que dejar de disponer de su tiempo, que él era una persona ocupada y que no podía presionarlo tanto. Obviamente que toda la buena intención de Kay se quebró. Lo que siguió después fue bastante torpe. Chuck la empezó a acosar por todo Facebook, comentando cuanta cosa ella ponía y comportándose como si fuera su amigo del alma. Ella lo ignoró, lo ignoró y lo ignoró, hasta donde pudo. No está de más decir que ella lo puso en "acceso restringido" cuando se hartó de verlo por todos lados.
La historia no terminó aquí, Chuck conoció a otro de mis amigos, llamémosle Don. Digamos que Don es bastante mayor que Chuck, un hombre de mundo, muy divertido, con un amor profundo por las artes y el alcohol. Es un encanto como amigo, pero como pareja es un tanto complicado porque no cree en las relaciones duraderas y le cuesta mucho entregarse emocionalmente. La historia corta es que Chuck y Don tuvieron sexo. No, no fue amor, fue como algo casual, al menos eso fue lo que me dijo Don cuando me contó la historia como si hubiera sido una pequeña maldad, sobre todo como para que no me fuera a enojar con él porque se había "aprovechado" de mi amigo. Quede claro que enojarme con él está totalmente fuera de la ecuación. Don es adorable. El punto seguido fue que Chuck empezó a acosar a Don, también por el Facebook, con mensajes tiernos demasiado públicos y adueñándose de un lugar que aún no se había ganado. El resultado para mí fue una profunda vergüenza ajena. No sé qué pensará Don, creo que no sabe qué hacer porque no quiere quedar mal conmigo, y deben pensar que metió las patas… En algún momento tendré que hablar con él, porque realmente a mí no me debe ninguna explicación.
Chuck, por su parte, no le ha contado a nadie que tuvo esta historia con Don, pero anda como perrito en celo orinando todos los rincones del Facebook.
Kay, Kike, Jorge y yo, que somos los más cercanos, hablamos mucho de esta situación y llegamos a la conclusión que las cosas con Chuck no iban a funcionar más, así que había que darle un alto en el camino. Como es casi que lógico, cayó en mí la responsabilidad de hablar con él…
Eso fue lo que habíamos decidido ayer, pero parece que el Universo también tiene voto en esta situación. Anoche Kay, Kike, Jorge y yo fuimos al cine. Estábamos entrando en la sala de cine cuando oímos una voz nasal y juguetona que decía "holaaaaa"… Todos volvimos a ver dónde venía esa voz irritante y de inmediato vimos a Chuck con su sonrisa torcida y los cuatro lo vimos con un gran gesto de WTF en la cara. No hubo cortesía, no hubo educación, solo sorpresa; para el caso, una mala sorpresa. "Vengan a sentarse aquí," nos dijo. Él estaba con alguien más que no alcancé a determinar y había 3 asientos desocupados al lado de él. "Ahí no cabemos," le respondí a puro instinto de supervivencia. Claro, pude haberles dicho que se corrieran un asiento y entonces hubiéramos podido estar ahí, pero no lo hice. Era obvio que no queríamos sentarnos ahí. Avanzamos más por el salón y nos sentamos. Nos dio risa nerviosa y después no volvimos a ver hacia atrás ni una sola vez para evitar cualquier contacto. Al final de la película, Chuck ya se había ido antes que saliéramos… Esta es la mejor definición de situación incómoda y tenía que hacer algo para evitar que se repitiera y se convirtiera en algo aún más desagradable.
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Retomo este post porque finalmente tuve esta conversación con Chuck. Fue incómodo, busqué la mejor forma de no lastimarlo, pero es imposible que alguien no se vaya a sentir mal si le dicen "ya no queremos ser tus amigos", pero pudo haber sido peor.
Una de mis conclusiones es que la lástima es un mal sentimiento y que difícilmente se traduce en amistad. Mi segunda conclusión es que me precipité en presentárselo a todo mundo y no tuve suficiente visión; pero claro, estas son cosas que son difíciles de predecir. Chuck se comporta como un niño y estaba esperando que lo tratáramos de esa manera, el problema es que no todos lo percibimos de esa manera. Cuando quería ser tierno, resultaba irritante. Cuando hacía pucheros hacía que uno arrugara la cara en vez de explotar en una nube de corazones.
Supongo que a la larga esta es una historia triste. También supongo que mis amigos y yo formamos uno de esos temibles "cliques". Y también es importante darse cuenta que uno no puede ser amigo de todo mundo solo porque sí. Uno puede tener una relación cordial con todos, pero dar un paso más allá, no siempre funciona.