Hoy es el famoso Black Friday y la gente se vuelve literalmente loca por las compras. Como dirían algunos amigos, "todo mal". El consumismo y el materialismo se vuelven tan cansados, porque los objetos toman un valor irracional y se vuelven un fin en sí mismos. No tiene nada de malo tener cosas bonitas, pero creo que es importante acordarse de la dimensión de las cosas.
La gente dice que va a ahorrar. Bueno, gente, si quieren ahorrar, no gasten en artículos que no necesitan. Es típico ver gente que piensa en esta fecha y hasta después se pone a ver qué quiere comprar. Yo diría que las necesidades deberían funcionar al revés. Uno primero necesita algo y luego ve cómo lo consigue. Con este tipo de celebraciones al consumismo, el ideal se vuelve al revés. Comprar, comprar, comprar, sin detenerse a pensar por un momento en qué están haciendo.
Los peores casos son los de la gente que se pone a comprar con plata que no tiene y quedan debiendo todo. De nuevo me pregunto, ¿cuál es el fin? Endeudarse no es bonito. Y se me hace tan difícil esa mentalidad de la gente que dice cosas como "es que las cuotas quedan muy bajitas", o "no importa si lo voy a pagar en dos años". Lo que me dan ganas es de mandarlos a llevar algún cursivo de matemáticas para que aprendan a calcular, porque ese razonamiento realmente no suma.
En fin, lo malo es que hoy se celebra el consumismo, lo bueno es que hoy es viernes y los viernes ya por definición son hermosos. Eso que uno no quiere hacer mucho en el trabajo y a ratos hace que hace, pero no hace mucho. Espero que los planes de la noche no se vayan a afectar demasiado por las oleadas de zombies compradores. Las presas van a estar pesadas, pero espero que sean manejables. Los días han estado un poco fríos y eso me encanta porque ya siento los aires navideños. La gente entra en un modo diferente y es tiempo para compartir. Eso sí me gusta.